CUENTOS GRATUITOS

Sorpresa en York
Iba de Londres a York, leía Balas de plata de Elmer Mendoza, quería acabar la lectura antes de llegar, porque mi hija difícilmente me dejaría en paz. Todos los días inventaba programas para mí. Se le había vuelto una obsesión cuidarme luego de la muerte de su madre.

Atardecer en la playa
Cae la tarde, rayos de rojo bermellón iluminan las doradas partículas de polvo que llueven sobre mi hamaca. La lozanía del atardecer y los rizos del mar me impresionan, es imposible no mirar ese círculo rojizo que se sumerge desnudo… sin afanes… para dar paso a la noche.

El Ritual
En la penumbra del cuarto lo espero con deseo contenido, sentada en un sillón de terciopelo verde. Pasa el tiempo, mi corazón se agita y mi respiración se incrementa; inhalo y exhalo con dificultad mientras trueno los dedos de mis manos sudorosas.

La Foto
La calle está desierta. El viento silba y se arremolina por los rincones formando bolas de desechos que giran angustiadas sin saber a dónde irán. Sobre el andén, el hombre que duerme abrazado a un frasco de bóxer, siente cuando el viento le arrebata el periódico que
cubre su esquelético cuerpo.

Perfume en el collar
Seguía pensativa frente a la ventana cuando salieron los primeros rayos del sol, veía la neblina emergiendo como espuma entre los jardines de las casas. No tenía nada más que pensar, había llegado la hora. Abrió la ventana, tomó una bocanada de aire, sintió el olor dulzón de la mañana y el viento helado sobre el rostro.